SALUD, INNOVACIÓN Y SENSIBILIDAD
El Dr. Mario Cabani Ravello es uno de los médicos cirujanos más reconocidos de nuestro país. Con una carrera prolífica a nivel internacional en el campo de la cirugía estética, dirige hace más de veinticinco años la Clínica Cabani, uno de los primeros centros especializados en tratamientos de rejuvenecimiento y estética en Lima.
El hecho de dirigir una clínica que se mantiene en constante innovación en el campo de la cirugía plástica, no ha sido impedimento para que deje de lado su sensibilidad social. Por ello, en el año 2013, fundó la ONG Cabani Salud asumiendo así una delicada y compleja misión: apoyar y atender la autoestima de mujeres víctimas de violencia de género, a través de cirugías reconstructivas y estéticas de rostro.
En esta entrevista, el Dr. Cabani comparte con nosotros pasajes de su trayectoria que nos permiten conocer más a fondo el surgimiento de la clínica y lo que para él ha significado hacer empresa en el sector salud. De igual manera, nos adelanta hacia dónde se dirige la medicina estética a nivel internacional y nos permite acercarnos a su visión personal de esta especialidad médica y su proyección en la sociedad.
Entrevista: Camila Hurtado
Fotos: Jorge Guadalupe

¿Cómo decidió dedicarse a la medicina?
Cuando decidí ser profesional, quería ser veterinario. Me encantaban los animales y salvarlos. Una vez me encontré con una persona muy dulce, una ex profesora de mi madre que era monja. Ella me convenció con una sola frase. Me dijo, ¿por qué en
lugar de curar animales no curar a las personas? Hay animales que te necesitan, pero las personas necesitan más que los animales. En ese momento, ya había entrado a la Universidad Agraria La Molina a la carrera de zootecnia, pero volví a postular y pude ingresar a medicina en San Marcos y ahí me quedé.
Muchos años más tarde, ¿cómo surgió la idea de tener su propia clínica?
Estar en Perú para mí es una casualidad. Nosotros vivíamos en Brasil. Ahí estaba trabajando como cirujano plástico, pero iba y venía para visitar a la familia y por ahí para una que otra cirugía que algunos colegas que me pedían operar. Allá trabajaba en dos clínicas, sin embargo, creo que la familia y la relación de mis hijos pesaron más. Comencé a pasar más tiempo aquí, aunque tenía residencia en Brasil me atrajo más volver a mi patria.
¿Cómo ha sido la experiencia de trabajar en una clínica para pasar a liderar una?
Una empresa consolida todo: el trabajo, la seguridad, la calidad, la atención, el servicio y la post venta. Cuando uno trabaja en otro lugar depende de terceras opiniones. Puede ser que todo vaya bien en la etapa preoperatoria, pero la cirugía puede fallar porque la clínica no me brinda algunas cosas que necesito o a lo mejor no tiene el horario que mi paciente requiere. Cuando uno tiene una clínica se hace responsable de tomar todas las decisiones en favor del paciente. Lo que no deja por fuera a la acción de nuestro grupo humano que es bastante fiel y consolidado y siempre está buscando brindar el mejor confort.
“LO QUE YO BUSCO ES TRATAR DE CAMBIAR VIDAS, MÁS QUE SEAN LINDAS O JÓVENES”

¿Qué características tienen los pacientes de la clínica?
Hace más de diez o quince años estuvimos con “Disfruta Salud”, un programa público del área de Prompex de PromPerú que buscaba atraer a pacientes del extranjero para operarse en nuestro país con un servicio de calidad. Ahora la inversión para que los
extranjeros vengan es poquísima. Sin embargo, cada cirujano plástico o clínica hace lo posible para que los extranjeros puedan operarse acá. Por eso, una gran parte de mis pacientes, más o menos el 60%, no son peruanos o son peruanos que viven en el extranjero. El resto son empresarios y personas que desean mejorar su aspecto, pero sobre todo cambiar su vida.
Tienen un trato muy especial con los pacientes, ¿cómo es esta relación?
Básicamente, la idea no es hacer cirugías por hacerlas. Es muy diferente hacer una rinoplastia a una chica de 22 años que a una mujer mayor. La perspectiva para una edad es diferente a la otra. Yo diría que cada diez años es diferente. ¿Qué hacemos nosotros? Lo que hacemos es conversar con el paciente para que nos diga qué cosa le interesa, por qué ha venido con nosotros. Hay que entender a cada persona desde su perspectiva. Lo que yo busco es tratar de cambiar vidas, más que sean lindas o jóvenes.

“Hay que entender a cada persona desde su perspectiva"
En estos tiempos, ¿cómo está evolucionando la medicina estética?
Se ha ampliado el criterio. Antes sólo hacíamos estética puramente, ahora hacemos medicina estética asociada con nuevos tratamientos médicos, equipos y máquinas. Sin embargo, de qué me sirve rejuvenecer y embellecer a una paciente, sino voy a darle rejuvenecimiento interno. Algunas personas no tienen tiempo para una cirugía grande, entonces hacemos un antiaging, ponemos vitamina C, glutatión, ácido alfa lipoico, coenzima Q y usamos tratamientos rejuvenecedores para que no solo mejore su piel superficialmente, sino que el riñón, el hígado suprarrenal, el cerebro, y que todo en conjunto pueda rejuvenecer.
Una buena dieta ya no es suficiente, sino que ahora hay tratamientos endovenosos rejuvenecedores. Con estos la persona se siente mejor, con menos dolores articulares, con mejor semblanza. Estamos entrando al nivel de la medicina ortomolecular que no solo trata las enfermedades en la prevención, sino que trata la salud del cuerpo en general.
¿Y en Perú?
Siento que en Perú no se usan, pero nos va a ir bien. Cuando volví fuimos punta de lanza en la medicina estética. Todo el mundo decía que no valía la pena. Ahora voy a luchar para demostrar que en Perú la medicina ortomolecular es buena. Por ejemplo, la vitamina C es buena, no en dosis de una pastilla efervescente, sino que es necesaria en grandes dosis para pacientes con cánceres.
A la par de dirigir la clínica preside la ONG Cabani Salud, ¿qué lo impulsó a crearla?
Hace más de diez años estuve trabajando en la ONG Pacha Kuyay ayudando a personas campesinas con su ganado y con la ONG Cabani Salud aprovechamos en brindar otras atenciones como control prenatal a adolescentes embarazadas o cuidado del niño sano porque en esas zonas no había emergencia. Sin embargo, nos fueron llegando mujeres a las que, desdichadamente, sus parejas habían desfigurado. El Seguro Social las atendía
hasta que acababa la emergencia, las restituían y ahí quedaban con una cicatriz para toda la vida.

Comencé a ver muchos casos así y decidí separar las atenciones de las ONG’s. Ahora Cabani Salud se encarga de realizar cirugías estéticas a mujeres maltratadas. No una, sino todas las que sean necesarias. Especialmente, para las pacientes quemadas que son desfiguradas y requieren mucha cirugía. Hasta que no sonrían, no paramos. Hacemos todo lo que está en nuestras manos para que se sientan un poco mejor.
¿Qué alcance ha tenido Cabani Salud?
Tenemos cerca de 70 pacientes operadas. Hemos operado en Iquitos, Cerro Verde, Ayacucho, en el Norte chico y ahora regresamos a operar a la selva. Hemos hecho un convenio con Aurora, el centro que apoya a la mujer y las poblaciones vulnerables del Ministerio de la Mujer que nos está permitiendo ampliar un poco más nuestra visión a través de ella.
Finalmente, ¿cómo se siente respecto a sus logros personales y profesionales?
Dicen que mi rubro es de vanidad o que es solamente para personas con mucho dinero, sin embargo, entiendo que uno desde cualquier rubro puede aportar a la sociedad. Yo estoy seguro de que la gente va a seguirme, los cirujanos plásticos van a hacer donaciones, algún ingeniero va a construir gratuitamente una casa o un periodista hará una entrevista para ayudar a una comunidad. Estoy convencido de que si cada persona pone su grano de arena, las cosas pueden cambiar. Generalmente, las cosas buenas se multiplican y las malas se dividen. Si se hacen las cosas bien siendo honestos, nos va a ir bien a todos.